«Contra la ignorancia de unos y la malicia de otros»
Historia y política en Álvarez Rixo
Teresa Noreña Salto

José Agustín Álvarez Rixo, nació en el Puerto de la Cruz en 1796 era hijo de Manuel Álvarez, un portugués dedicado al comercio, y de Gregoria Rixo y Chaves, natural de La Orotava, quienes cuidaron de forma esmerada la educación de su hijo con el apoyo de su tío materno el sacerdote Juan Agustín de Chaves y sus tíos paternos, comerciantes en esta zona del Atlántico. Tras unos años de actividad comercial en Arrecife, Madera y Puerto de la Cruz, como solía ser habitual, ya que los hijos se formaban en los mismos negocios que los padres, permaneció dos años en Las Palmas completando su formación intelectual en el Seminario Conciliar, donde sin duda conoció los trabajos de los ilustrados canarios y de los primeros liberales, que le influyeron de forma notable en su concepción de la vida, en su quehacer intelectual y político, así como en sus múltiples y variados trabajos, realizados en su localidad natal, que no abandonó desde su regreso en 1816 hasta su muerte en 1883.
La influencia indirecta de Tavira o Verdugo y la directa de Viera y Clavijo y Graciliano Afonso son palpables en la trayectoria intelectual y humana de Álvarez Rixo. La importancia de las lecturas y la educación, su sentido religioso crítico, su escepticismo e ironía, su sentido del humor y su labor divulgadora son sin duda coincidencias importantes; también lo son las formas abordadas en sus trabajos: poesía, teatro o prosa así como la variedad de los asuntos tratados.
Varios son los trabajos dedicados a la historia de las islas y del Puerto de la Cruz. Es probable que, en principio, pensara continuar las Noticias de la historia general de las Islas Canarias de Viera y Clavijo, al que admiraba, aunque en una fase posterior se ocupara fundamentalmente de la historia del Puerto. Su carácter meticuloso y perfeccionista llevan a Álvarez Rixo a ampliar sus trabajos, a establecer correspondencia con otras personas e instituciones como Pereira Pacheco, el Ayuntamiento de La Laguna, o el Obispado y a ampliar sus apuntes cuando los nuevos datos le parecían veraces y de interés. Combina textos e imágenes: planos, paisajes, retratos, dibujos de los adornos urbanos… y celebra la obra del pintor Luis de la Cruz y Ríos, así como la de Alfred Diston.
Álvarez Rixo se indigna ante el desconocimiento de la historia de las islas, el desinterés por conocerla, la falta de datos para construirla y el que no se tomasen las medidas precisas para evitar la pérdida, la fragmentación y la dispersión de la escasa documentación existente. Sus quejas son constantes, le admira que un puerto comercial no tenga datos sobre los navíos que llegaban, los productos de exportación, los movimientos de la población… A la falta de datos se añadía la prohibición establecida por determinadas instituciones de consultar los archivos y razona que era perjudicial impedir «que las personas patrióticas y curiosas saquen copias de los documentos públicos. Si éstos existiesen en varias manos pudieran servir de algo a la posteridad que maldecirá ciertamente el egoísmo, malicia e ignorancia de los manipulantes de esta clase de recuerdos civiles, cuya propagación deberían estimular y no impedir ni dificultar».